Hay veces (muy pocas) en que alguien me hace alguna pregunta inteligente.

Entiendo como pregunta inteligente aquella que espera obtener una respuesta que le aporte algo práctico y posiblemente útil.

Está claro que las preguntas en plan cotilleo sobre mi vida privada nunca obtienen respuesta. No tengo actualmente ningún interés por la vida pública en general.

Una pregunta que en principio pareciera del segundo tipo puede ser, sin embargo, una pregunta inteligente. Veamos:

- ¿Cómo consigues tener conciencia en el mundo onírico?

Partiendo de mi obsesivo anonimato que sirve para vacunarme de infinitos problemas puedo contestar a esa pregunta y esperar que quien lea la respuesta obtenga algo útil y práctico.

O sea, es una pregunta inteligente. Trataré de ofreceros algo interesante en dos partes:

1.- No descarto (por razones que no voy a desarrollar ahora) que algunas personas nazcan con tal predisposición o la adquieran tempranamente. Creo sinceramente que una personalidad más proclive a escuchar que a hablar tiene cierta ventaja. Es cierto también que desde mi más tierna infancia recuerdo tener una cierta conciencia de mí mismo. Siempre me he sentido a mí mismo. Esto quiere decir que en cada momento de mi vida me noto ahí, como espectador y parte de la escena. Eso ocurre exactamente igual cuando mi cuerpo duerme y me muevo en el mundo de los sueños. Estoy ahí, y así lo siento con cierto grado de intensidad. Lo que no impide, supongo, que cualquier persona pueda desarrollar esa conciencia de sí. Y ahora viene la segunda parte... algunos ejercicios que me gustan mucho y que he practicado y sigo practicando a menudo...

2.- Vamos a ver distintos tipos de ejercicios simples. Inicialmente todos requieren tener cierta habilidad con algo tan básico como la relajación.

a) Sentados, con la espalda recta, relajados. Fijaos en cómo el cuerpo respira. Dejadlo respirar. Unicamente sed conscientes de la respiración. Sin pensar en nada más.

b) En cualquier posición cómoda. Sed conscientes de vuestro cuerpo físico, de la cabeza a los pies. De todo vuestro cuerpo. Esta práctica se puede hacer también en cualquier actividad: caminando, nadando o simplemente estando sentados.

Fijaos que hay personas que tienen facilidad para que se les caigan o rompan los objetos que mueven. Si lo mirais atentamente vereis que eso ocurre porque van pensando muchas cosas y no son conscientes de su cuerpo. Cuando dejan un objeto en una repisa su mano lo deposita y antes de que termine su cabeza y el resto del cuerpo ya se mueven en otra dirección siguiendo el hilo de sus pensamientos. En consecuencia, rompen o tiran más cosas que la media de los mortales :-)

Eso no puede ocurrir frecuentemente si somos conscientes de nuestro cuerpo y cómo se mueve. Los pensamientos disminuyen pero se vuelven más coherentes. Notamos nuestro cuerpo y captamos infinidad de detalles.

c) Sentados tranquilamente nos dedicamos a observar los pensamientos. Imaginaos que tuviésemos mucho interés en captar el momento exacto en que un pensamiento nace. No queremos influir sobre el tren de pensamientos. Sólo queremos observarlos... como quien observa pájaros. Manteneos observando los pensamientos, como si fuera una película. Si vuestra atención se va detrás de alguno en cuanto os deis cuenta volved a vuestro estado de contemplación tranquila.

d) Una vez tengais alguna experiencia con los ejercicios anteriores estareis capacitados para observar vuestras emociones. No es sencillo porque son muy rápidas. En cuanto se manifiestan ya están implicando toda nuestra atención. En principio, sentados tranquilamente, observad el estado emocional en que os encontrais. Un poco más adelante tendreis la capacidad de observar emociones según se van produciendo en la vida cotidiana. Es como tratar de hacer un safari fotográfico con animales muy escurridizos. Pero, en algún momento, os encontrareis en medio de una fuerte emoción (sea cual sea su calidad) y una parte de vuestra atención estará observándola.

Tenemos cuatro ingredientes. El algún momento podreis juntarlos todos y hareis un milagro: en ese momento tendreis conciencia.

Estareis empezando a transitar por el mundo real.

Todo lo que antes pensabais que era real resulta que eran sólo sueños.

Y viceversa.