Bien,  no os  tomeis absolutamente en serio el título.

Pero sí os recomiendo que estudieis detenidamente el texto que sigue.

Por primera vez, de modo excepcional, voy a tratar de explicaros mi versión acerca del Tiempo.

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Desde los más remotos tiempos, la sabiduría ancestral siempre presente en formas más o menos adaptadas, ha puesto de relieve que el Universo es un gran juego de esa Conciencia Universal y Eterna que algunos llaman Dios.

En otras palabras, que Dios se conoce a sí mismo a través de su Creación.

En un instante dado, la Conciencia Absoluta se fragmenta en infinitas porciones y pone en marcha un Gran Juego.

Esos fragmentos, interaccionando entre sí, experimentan todas las posibilidades.

Dado que ese Gran Juego comenzó alguna vez, se puede entender que alguna vez terminará. Y todos los fragmentos volverán a unificarse en esa Gran Conciencia Absoluta. Mahamanvantara - Mahapralaya.

Siguiendo otras vías de conocimiento basadas en la razón llegamos a sospechar, finalmente, que el Universo es en realidad un Multiverso. Y que, probablemente, existen infinitos Universos Paralelos.

Al menos lo sabemos en cuanto a las partículas atómicas que, efectivamente, pueden ocupar varios puntos del espacio a la vez.

En definitiva, el Tiempo es una percepción subjetiva. Es como mirar un paisaje desde el suelo o desde lo alto de una montaña. Si vemos un automóvil en una carretera desde lo alto de una montaña no sólo vemos el automóvil... sino muchas otras posibilidades: vías alternativas, obstáculos, destino, etc...

Este Multiverso, en realidad, se multiplica a cada instante. Frente a cada elección abandonamos otras posibilidades. Nuestro Universo se divide a cada instante desarrollando múltiples lineas de tiempo. En realidad múltiples lineas y punto.

Finalmente, existen casi infinitas copias del mundo que conocemos.

Sorprendentemente, casi infinitas copias de nosotros mismos, cada una experimentando variaciones de nuestra propia vida.

Pero, ¿por qué somos conscientes de una sola de ellas?

Precisamente porque nuestra conciencia ocupa el lugar que puede ocupar de acuerdo a su nivel y experiencia. Entiéndase como resultado de las múltiples elecciones producto de lo que cada uno/una ES en cada momento.

Cada vez que elegimos pensar y creer una cosa y no otra nuestro Universo se escinde. Y nuestra conciencia sigue un nuevo camino. A cada momento cambiamos todo eso que llamamos Tiempo en todas sus subdivisiones arbitrarias: pasado, presente y futuro.

Depende absolutamente de lo que elegimos SER en cada instante.

Y, aunque suena simple, no lo es tanto. No es que uno/una elija SER voluntariamente. Es que cada uno/una ES y no tiene otra posibilidad... excepto que por alguna razón pueda llegar a SER de otra manera totalmente distinta.

He ahí el camino de la transformación, la revolución, la alquimia. He ahí el sendero de la liberación del Samsara. He ahí el sendero de la Auto-Realización. El sendero oculto. La mágica senda que han transitado los pocos sabios que en el mundo han sido.

SER de una manera y no de otra implica un auto-conocimiento profundo. Una expansión de la conciencia hacia dentro y hacia afuera (términos que son, obviamente, relativos). Una aniquilación de aquellos factores que conforman el SER actual y el florecimiento de una conciencia expandida.

En esto, como siempre advierto, no hay factores morales, ni conceptos sobre lo que sí y lo que no, sobre el bien o sobre el mal. La conciencia no es una cuestión moral. No está de más subrayarlo.

Este sendero de expansión de la conciencia no es automático. Ni ocurre simplemente por estar aquí. Ni siquiera es algo que deba producirse necesariamente. El juego terminará. Pero cada uno de esos fragmentos habrá sido un vehículo mecánico a través del cual la Conciencia Absoluta se ha experimentado a sí misma. Que alguno de esos fragmentos pueda "moverse" y ubicarse voluntariamente a través de los distintos Universos Paralelos, de las casi infinitas probabilidades y escisiones del Universo en el que existe depende totalmente de ese mismo fragmento.

A lo largo de los siglos muchos de estos fragmentos, chispas o como quiera que le llamemos han ido desparramando en múltiples Universos Paralelos el mensaje de que es posible moverse a voluntad a través de probabilidades de conciencia cada vez más amplia y "luminosa". Tal vez a algunas de esas chispas les hayamos concedido el título de Maestros o Maestras.

Han brillado durante algún tiempo y se fueron. Desaparecieron. Hemos pensado que han muerto. Pero la conciencia, la chispa no parece que tenga la posibilidad de morir. Somos nosotros los que nos quedamos en un Universo en el que experimentamos las cosas así. Pero aquella chispa dejó un mensaje y se fue a otro lugar del espacio.

En el mundo onírico experimentamos diversas realidades paralelas. Por eso el tiempo y las cosas son distintas. Evocamos a esos Maestros y Maestras y los experimentamos vivos. También muchas otras cosas de lo que llamamos pasado, presente o futuro.

En suma, nuestra conciencia actual nos sitúa en un mundo en el que las cosas pasan de cierta manera. Pero hay infinitos mundos en que las cosas son de otra manera.

Un cambio en lo que somos, en nuestro SER, nos sitúa inmediatamente en otro mundo... en el que las cosas son distintas.

Aunque insisto, para que no nos equivoquemos. Un salto hiperespacial, por pequeño que sea, sólo se puede producir cuando ha cambiado el SER. No basta con desearlo. No basta con intentar pensar de otra manera. Hay que SER de otra manera.

El camino del Onironauta es el de la expansión de la conciencia.

Retomamos la frase clásica: es necesario conocernos a nosotros mismos.

Es imprescindible.

De otra forma seremos meras piezas en un gran juego de ajedrez.

[continuará, tal vez]

ADDENDA ==> Esta viñeta viene bastante bien: